8 de abril de 2014

Barro y dengue


Con efectivo en mano se pueden conseguir cualquier otra cosa, pero barro y dengue están al alcance de cualquiera y gratis; hay para todos y todas.
El escenario es post-apocaliptico (aunque se juega futbol); un mad-max de barro donde se disputa a golpes de puño y tiros la propiedad de un terreno o de un pedazo de nylon.  
Una embarazada bajo un choza de diseño tailandés.
Baños químicos.
Una suerte de rickshaw bengalí transportando materiales de construcción.
La caja de un televisor que vino de Taiwan para servir de almohada.
Un mandala japonés decorando la sala de estar de una futura vivienda digna.
(la estética oriental predomina.)


Hace unos años saltó al tapete un problema habitacional. Saltó al tapete quiere decir que nos dimos cuenta los porteños; y los medios que habitualmente nos bombardeabann con noticias como la muerte de un diseñador o el restó francés que suma una estrella michelín corrieron (literalmente) a cubrir la noticia, enviando intrépidos fotógrafos que no tenían miedo de acostarse en la mugre para tener la foto de un nenito con mocos, y veteranos periodistas curtidos en la guerra del golfo y el yoma-gate, que nos explicaron el drama de vivir en la villa y que cuando te pegan un tiro no llegue la ambulancia.

Yo, que no conozco Kuwait, pasé la tarde en una de las bolsas-carpa primero, y después en una casa de la villa 20 donde tres generaciones de una familia compartían la habitación con dos perros y una heladera. 
La mecánica del trabajo periodístico en la zona era deambular por los altos de la avenida Escalada, entre los móviles de televisión y los carros hidrantes, tratando de recabar información (y escribir la nota) sin tener que bajarse del asfalto. Pero como este privilegio es inviable para los fotógrafos, que por eso calzamos siempre zapatillas del tipo 4x4, me adentro en los humedales del indoamericano seguido de mi entusiasta compañero cronista. 
Quienes tengan una biblia junto a la pc podrán descifrar cuál es el mensaje que nos envió dios en forma de tormenta eléctrica, con vientos huracanados y aterradores truenos. Apocalipsis desatado mientras sorteabamos escombros, pañales y remeras de Arsenal, tratando de representar la escena en imágenes y palabras.
Seres humanos y perros corren en todas direcciones buscando refugio. Los lugareños se protegen de la lluvia con cualquier objeto al alcance de la mano (imagen dantesca que prefiero no recordar). Un baño químico levanta vuelo.
 No hay ángeles, pero los gendarmes con sus palos de amansar le dan a la escena el toque bíblico que le falta.
Cuando la lluvia empieza a humedecer nuestros equipos decidimos acampar en un refugio hecho de caña y bolsas de basura. Proseguimos nuestras indagaciones en la intimidad del recinto entrevistando a la pareja que lo ocupa, un poco por vocación y otro poco por proximidad. Y nos enteramos de que el caos de las últimas horas se resume a familias del tipo nueve-en-una-habitación luchando contra familias del tipo dos-viviendo-bajo-una-bolsa-de-plástico.  





La cosa es que después vinieron las fiestas, los heridos por pirotecnia y la temporada en Carlos Paz, y la atención del público fue captada por los reyes magos, las colas reef y el torneo de verano.
Cronistas y porteños nos olvidamos de las alturas de Megido y de preocuparnos por al crisis habitacional, los derechos humanos y el proyecto de país. 
El terreno siguió tomado y sucio, la gente pobre y bruta, la sociedad abúlica y los medios imbéciles. La justicia inerte y el gobierno robando.

Esto nos dio la posibilidad de, pasados tres años, volver a des-cubrir el Indoamericano, enviando a los mismos los veteranos (esta vez con un poco menos de ganas) a hacer la misma foto-del-moco-colgando, entrevistar a los mismos referentes-barriales-con-panza y adentrarse en las mismas profundidades de los barrios-carenciados-donde-no-llegan-los-servicios-básicos-ni-se-cumple-la-convención-de-ginebra, haciendo un circo más o menos parecido cuando llegan el juez y el fiscal y alguien les explica que todos son gente que quiere vivir dignamente o  que son bandas narco que toman terrenos en connivencia (palabra importada de las arenas kuwaitíes) con la policía. 


En fin, que para conmemorar la toma de años atrás, en homenaje a la toma de este año, y como una oda al olvido mediático de cada día, publico estas fotos, humilde testimonio con aires pictóricos, triste recordatorio de la deuda venidera.
























   

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