30 de mayo de 2016

Cuando te toca, te toca

-Che, y vos qué hacés?
 -Soy fotógrafo
-Fotógrafo!? Uh qué bueno che, qué copado!!
 -Seee...
Seee; distraídamente, dando a entender no sé qué clase de rutina Rockstar, cuando la realidad es que muchas veces tus reventones se parecen un poco a esto:

Escuela primaria número 23 (EP23 de San Martín). Acto conmemorativo por el 25 de mayo (fecha histórica que recuerda la instauración del feriado puente). El Himno, la profe de música, los criollitos y las mazamorreras pintadas con corcho. Autoridades escolares aprovechan la efemérides para inaugurar un aula recién construida. La recorren junto con "la prensa".
La verdad hay que decirla; es un aula hermosa. Y el hecho de inaugurarla, un orgullo que puede despertar todo tipo de reflexiones sobre el futuro de la educación en general y de estos alumnitos en particular  que harían llorar a padres, señoritas maestras, autoridades municipales, representantes del consejo escolar, y así...
Sin embargo, "cubrirlo", fotográficamente hablando, también implica tomar una foto del aula. Así, a secas. 
Liberado entonces de los problemas lumínicos, los cálculos D.O.F, las limitaciones del ISO, el desafío de la regla de los tercios y las falencias del sistema AL-servo, el fotógrafo se inspira y solamente se dedica a crear.
Publico la foto acá, para que todas las madres la tengan a mano y se la espeten en la cara a los niños que se atrevan a decir que quieren estudiar fotografía.


Dejando de lado el cinismo profesional, la fotografía tiene a veces otro matiz; El lindo. Subo una foto de ésas, para paliar un poco la angustia existencial:

26 de mayo de 2016

So you think you can Drone


Junto con el equipo de Mundo San Martín, tuvimos la suerte de visitar el famoso gasómetro de General Paz y Constituyentes. Alguna vez una laguna, después garrafa para 150.000 metros cúbicos de gas y hoy propaganda de desodorante; la mole brutalista es visible desde kilómetros de distancia y sirve como punto de referencia para los viajantes suburbanos. 
Calentando las estufas de San Martín desde el año ´49, el hoy jubilado tanque sirve también de estacionamiento. La historia completa, acá.

Amanece y, 350 escalones más tarde, nos encontramos en medio de una brumosa mañana porteña, sincronizando sonido y tratando de hacer despegar a la bestia a pesar del viento. Como  el peligro de perder los dedos en esta maniobra es 100% real, agarro mi canon y me dedico al backstage. 
Si bien todos los miembros de la cordada dieron lo mejor de sí para el ascenso, las palmas son para David de Mundodron, que cargó con 15 kg de equipo hasta la cumbre (20 metros más alta que el porteñísimo Obelisco), batalló contra el aire delgado de la contaminada ionósfera suburbana y el escaso tiempo del escurridizo Mario, mientras soportaba estoicamente los histéricos arranques del equipo de producción. 
Lo aplaudo a la distancia, modesto homenaje a un anónimo héroe de la cultura audiovisual.






Gracias totales al anfitrión, Jorge Oviedo.... gasista y guardián de la torre. Lo iluminamos mal a propósito, resentidos porque no funcionaba el ascensor.





22 de abril de 2016

TAXI

En un nuevo capítulo de la saga rioplatense, la lucha por la supervivencia se recrudece sumergiéndonos una pulgada más en el barro de la barbarie; los reportes hablan de choferes de Taxis cortando orejas a choferes de Uber. 
Leo en el diario una crónica salvaje; taxistas usan la propia aplicación para rastrear a los ubertos. Valiéndose de la información de perfil que se brinda (inteligencia colectiva de una especie que se adapta), identifican chofer y vehículo. Cuando están seguros (o casi) lo rodean. Golpean el auto, lo rayan con clavos, rompen vidrios. El chofer es bajado de los pelos ante la horrorizada mirada de una pasajera que viajaba camuflada en el asiento delantero. Cuando la policía finalmente lo rescata, los taxistas estaban a punto de arrancarle el corazón para ofrendarlo a su dios. En fin... Agradezcamos, porque nos es dado avistar el infierno con anticipación.

Valiéndome ahora de la vigencia del tema, atraigo inversores a mi blog publicando una foto de hace seis años:
Hacía mis primeras armas en la "reportería gráfica" (para los lectores de Centroamérica), recorriendo la ciudad en busca de una noticia que cubrir, cuando el negroGonzalezOro me alertó por radio sobre un movimiento inusual en el ocaso porteño; Taxis con sus jinetes se congregaban en las inmediaciones del obelisco para comer en Güerrín y celebrar alguna clase de ceremonia pagana. 
Llegado al lugar después de sortear el tránsito de la hora pico, me enfrento básicamente a dos grandes dificultades; la falta de luz del crepúsculo invernal, una prueba difícil para el sensor de mi 40D. Y la manifiesta hostilidad de algunos caciques taxistas que, vociferando en su lengua, tratan de impedir el accionar de la prensa al tiempo que lanzan toda clase de amenazas.

Esta es la mejor foto que pude hacer:

Los puristas podrán argumentar que "corté" el obelisco. Y tienen razón... A pesar de eso, la foto salió publicada en la tapa del diario La Prensa.
Y fue no solamente motivo de alegría personal, sino también puntapié inicial de una feliz etapa de colaboraciones en el diario más antiguo de la Argentina; puerta de entrada al siempre excitante mundo del fotoperiodismo.

11 de enero de 2016

La clave del éxito

Algunos de ustedes recordarán la repercusión que tuvo esta foto, las dudas que se plantearon sobre su veracidad, y el revuelo que generó entre en la comunidad periodística local. Antes que nada, para los que se imaginan una catarata de premios y reconocimientos varios inmediata a su publicación, lamento decir que el único reconocimiento recibido fue una sutil inclinación de cabeza de mi gélido editor, acompañada por el siguiente comentario: "al fin la pegás, muerto". Leyendo entre líneas, entendí que la foto gustó, y de paso fue elegida para ilustrar la nota;  en resumen, que el trabajo estaba bien y pudimos pasar a lo siguiente.
Meses después volví a enfrentarme al mismo desafío profesional; tratar de hacer una foto más o menos decente cuándo la luz es igual a cero, hay tanta gente alrededor que no podés caminar, los que están en el escenario se mueven todo el tiempo, alrededor hay una guerra de camarógrafos que dejan la vida por poner todos los trípodes en el mismo lugar, hace dos horas que estás parado y además tenés frío (bienvenidos a la paltipante rutina del fotoperiodista).
Silenciosamente abandoné mi puesto en la linea (la horrible posición desde la se suponía tenía que trabajar) para aventurarme un poco más allá, o más bien un poco más acá, mezclándome entre la gente que participaba del acto; (un sentido homenaje-recordatorio a las víctimas de la masacre de José León Suarez). 
De lejos, cobardemente --lo admito-- pude hacer esta foto; 

Visto a la distancia, tengo ahora que preguntarme si es éticamente correcto repetirse a uno mismo en pos de la efectividad. Hacer directamente la foto para cumplir....
Sabía que esa foto podía servir. También que podía servir ésta....
Y ésta


Estas dos, lo mismo 

Y así... Delgada es la linea entre la búsqueda creativa y el comportamiento adquirido. Pido perdón si me equivoco, dejen que la historia me juzgue.