20 de julio de 2018

Lo atamos con alambre

Recurso por antonomasia en la Argentina de la exigüidad, atarlo con alambre -o pegarlo con cinta- es también la mejor estrategia para afrontar las dificultades técnicas de la fotografía on-location.
Y es exactamente lo que hicimos para esta toma improvisada de @paripurna_yoga; una luz, un pantalla 5 en 1 para rebotarla y una silla para sostenerla; demostrando así que para hacer una foto de esas que ganas premios, se necesita poco más que una modelo hermosa y una toalla limpia para colgar de fondo.




Comparto también la foto terminada. Porque una cosa es el humor y otra la reputación artística del autor. 





Las fotos con la Canon 5D mkIII y un Samsung Galaxy S7

24 de abril de 2018

El desafío de las cien asas

Mi analógica compañera y yo salimos de excursión al Barrio Chino para jugar un poco con las cámaras de fotos; su Pentax K1000 y mi fiel G16 de Canon, en un safari urbano que prometía. 



Entre las demoras y las vacilaciones de rigor, terminamos desenfundando cuando la hora mágica era apenas un tibio recuerdo, y lo que se suponía que sería un paseo por el parque (lumínicamente hablando) se convirtió en una desesperada carrera contra la oscuridad.


Cargada su Pentax con película KODAK Pro-Image de 100 ASAS, decidimos que para emparejar el desafío ambos nos ajustaríamos a tan mezquina sensibilidad.



Las tomas que quedaron son éstas. Tuvimos que exprimir al máximo algunas ideas para encontrar fotos en el levantino crepúsculo; un desafío exigente para el sensor, el ojo creativo y el buen pulso. 

También una aventura edificante volver a las limitaciones del 35 milímetros, en días en que  la tecnología no hizo creer que para conseguir buenas fotos alcanza con tener suerte y una equipo de los caros. 

6 de marzo de 2018

El hombre y la máquina

Con el team diseño volvimos a la planta de Honda Argentina en Campana con la idea de hacer imágenes para una publicación. 
El objetivo era generar "algunas fotos buenas" (piel de gallina cuando me presionan así!) de una nueva tecnología que los japoneses están aplicando a las líneas de montaje.
Nos prometían que -tras una larga jornada de zapatos de seguridad y guardapolvos antiflama-, conoceríamos un nuevo dispositivo, modernísima tecnología disruptiva aplicada a la industria automotriz. Parece ser que la gente de Honda tenía, oculta bajo un impronunciable nombre japonés, una máquina que se movía sola.
Ver para creer, hacia allá fuimos. Más cargados de trípodes que de ilusiones.

Llegar a la planta. Aprenderse el protocolo de seguridad. Conseguir protección ocular. Caminar algunos kilómetros entre chispas y ruido ensordecedor. Llegar hasta la máquina que se mueve sola (nombre japonés acá).
-Es está, sí. Pero no anda.
-...
-Hoy estamos haciendo unas pruebas así que la movemos a mano.


Dedicarse a la fotografía es, un poco, abrazar la desilusión. 
Curtido en los desafíos de esta estimulante profesión, no digo nada y seteo mis flashes para lanzarme a la tarea de que "parezca" que se mueve sola (la fotografía y el teatro son a veces lo mismo).

Esto tampoco fue magia, sino photoshop.