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20 de enero de 2021

Primero la música

Hace unos años le pedí ayuda para hacer una edición más o menos decente, y el artista antes conocido como @tatoaraoz me dio la clave perfecta para compensar mi torpeza audiovisual: “primero la música”. 

Con esa premisa en mente buscaba inspiración para un retrato de Filomena, y  me encontré con Daniel Barenboim haciendo este temita Beethoven.

El resto son imágenes random del paso de la tormenta por Aragón, y un poco de nostalgia por los eneros calurosos.

Love!


Filomena from Bruno Bertagna on Vimeo.


 P.S. Acá abajo un poco del BTS que hizo @libres.salvajes!!!


26 de marzo de 2020

The virus diaries

Los primeros días que pasamos en cuarentena fueron una aventura. Parecíamos compartir, quienes nos arriesgábamos a la calle, la sensación de estar de excursión en algún territorio exótico. 
Los barbijos como souvenirs, eran a un tiempo la señal que identificaba a quienes "eran parte de algo" aunque  algunos de los que lo llevaban puesto se lo quitaban al llegar a zonas concurridas (!!!). 
Al volver de estas modestas excursiones, los compañeros de piso nos compartíamos el parte diario: 
-hay poca gente, mucha gente, está cerrado  abierto tal o cual negocio, hay policía en tal o cual esquina... etc.
A marchas forzadas se imprimían remeras de "yo sobreviví al Covid-19". La sensación general parecía ser la de  estar siendo testigos del acontecimiento histórico que nos tocaba vivir. 





En pocos días el clima en Barcelona cambió. El viento y las nubes de tormenta acompañaban una sombría sensación general. En el poco tiempo que llevaba la emergencia, entendimos q era de verdad; que este virus existía realmente y no era un invento de los medios y había que cuidarse; la gente se moría. Acá y en otras partes del mundo, se moría. En la calle ahora se precibía  la sorpresa, y la ansiedad. Y el miedo. Ahora todos nos cuidábamos, al tiempo que desconfiábamos de la poca gente al rededor; todos, potencialmente, somos portadores del virus de la muerte. Pasaba esto:





Hoy cumplimos más de diez días en cuarentena. Es decir, saliendo de casa solo por cuestiones inaplazables (comprar comida o medicamentos, cumplir con su trabajo los empleados de salud y seguridad, pasear al caniche, etc.) La gente sigue muriendo y de alguna manera empezamos a entender el mensaje; #quedarnosencasa. Quedarse en casa para tratar de ayudar. Tener paciencia. Adaptarse. 
El foco periodístico ahora parece estar puesto, no en los contagiados de Covid-19, sino en los burgueses padecimientos de quienes no tenemos permitido abandonar el sofá. El mayor peligro, sino el desabastecimiento, es aburrirse. 

Hice esta foto. Desde la ventana, claro. Porque también #yomequedoencasa.





21 de abril de 2015

Arquitectura OVNI


Todos conocemos las múltiples teorías que dan vueltas por la web, viculando la obra arquitectónica de antiguas culturas con la visita de seres extraterrestres.
Escéptico por naturaleza, este verano me propuse viajar y comprobar sobre el terreno la existencia del legado alien en los andes peruanos; pasé los días recorriendo sitios arqueológicos y bares, y puedo decir que en ambos lugares se pueden hallar evidencias impresionantes. 
La prueba más cabal que encontré sobre la intervención alien es el clima: En medio del calor y la humedad del altiplano; a quién en su sano juicio podría ocurrírsele cargar una piedra de cientos de toneladas, arrastrarla durante kilómetros y después tallarle, a golpe de obsidiana, doce ángulos más o menos rectos (sí, doce) antes de utilizarla como ladrillo en la construcción de un templo? 
Evidentemente, solo a extraterrestres ociosos. Tal vez confundidos por efecto del jet-lag planetario.



Esta prueba viviente (??) del intercambio cultural es custodiada noche y día por Uriel; cusqueño, heredero del Tawantinsuyo, guardían del legado Inka, canciller terrícola y artista de variedades que, en esta imagen, utiliza sagradas hojas milenarias para comunicarse con sus arquitectos espirituales.




Y acá la piedra gigante tallada por mentes confusas; detrás de un rikshaw humano, medio de transporte local utilizado por los habitantes de la zona desde la época de la colonización alien.


12 de mayo de 2014

La Silla Del Diablo

También La Cueva del Puma. La Cabeza del Indio, El Nido del Cóndor y así. 
Singulares formaciones rocosas que mediante el ingenio de operadores turísticos se convierten en hitos geográficos; ineludibles puntos de interés (sic) que todo viajero se verá en la obligación de visitar, de tocar, y a veces hasta de montarse en él, firmarlo rayándolo con las llaves y por supuesto fotografiarse al lado haciendo alguna mueca ocurrente. 

¿Cómo resistir a la tentación de fotografiar, nosotros también, lo miles de veces fotografiado? 
El milagro de la era digital.
Movido por el puro impulso generador de imágenes basura creativo, y un poco también por la envidia profesional, me veo en la obligación de publicar, yo también, algunas fotos de las vacaciones; pequeño recorrido por el helado sur. 

Ruta de entrada al parque nacional Torres del Paine. Patagonia Chilena. Imagen tomada a través del parabrisas (hacía frío). Un agradecimiento a Jaime Farías Abarza por el aventón!

 

En estas cuatro imágenes, un pequeño homenaje al maestro  Pinkhassovcélebre autor del   "Дайте мне точную кадрирование, и я переверну мир" *
En la región de Magallanes, Antártica Chilena, me entretuve tratando de copiar descaradamente inspirarme en su marcado estilo; contraste, luces y sombras. Saturación. Encuadres magistrales. 





La Fachada del hotel Indigo Patagonia.








La bajada hacia el puerto y el Golfo Montt, en Puerto Natales. 






El tránsito más septentrional del mundo, en la avenida Carlos Bories  de Punta Arenas. 





Y una foto que me encanta; nubes de tormenta en el barrio del José Ramón, guía, primo y amigo, en Puerto Natales.





Esta es la La silla del Diablo. Debería resultar obvio. Las truculentas ramas muertas y la diabólica luz del atardecer aportan algo de clima a una formación geodésica que de otra forma podría resultar anodina.
Alrededores de Puerto Natales, Patagonia Chilena. 





Patagonia. En lengua yagán, patria de ovejas. 
Río Turbio, Santa Cruz, Argentina. Capital nacional del Carbón, de la inmigración italiana, del 82% movil y el cero kilómetro.



El autor haciendo las compras en el Unimarc, sucursal Estrello de Magallanes. Al otro lado, la Isla Grande de Tierra del Fuego.









Y acá dos fotos épicas. "Algo" pasando a través de la nubes, en una vista de los Cuernos del Paine desde el lago Nordenskjöld
Y una vista del rancho "Luna Gaucha", patria chica en el Sur de la Argentina.




25 de enero de 2013

Un granito de arena

Como no  me gustan las aglomeraciones, ni los sobreprecios ni la mugre, soy muy poco amante de veranear en la costa atlántica. Pero también creo que al menos una vez al año, aunque sea un ratito, hay que meterse al mar.
Este verano pude combinar tres días de frenética fotografía en pinamar, cariló/pinamar, pinamar/cariló/pinamar/pinamar/cariló (más o menos en ese orden y a esa velocidad) con dos tardes de bandera rojinegra en el líquido elemento. 
Fotográficamente hablando, cubrimos un poco la "temporada automotriz" (parece que existe algo así denominado) en las dos localidades que mencioné.
Autos nuevos y recién lustrados dentro de un bosque de pinos; de día un sol apocalíptico y de noche lámpara dicroicas (apocalípticas dicroicas). Creo que no hace falta decir más.
Lo que se ve en las fotos puede resumirse básicamente en "figuras" con dos valores distintos de exposición: quemado y negro.

En medio de tan desmoralizante trabajo tuve la oportunidad de hacer algunas fotos con una modelo superentrenada y predispuesta; una maquilladora habilísima y rápida, una productora experta y un equipo que colaboró en las más complicadas situaciones: poco tiempo, poca luz, un malentendido horario, cambios editoriales de última hora (todo parece fácil desde una silla en la redacción) y arena tratando de colarse dentro de mis equipos.


Los 15 minutos que aprovechamos de la "hora mágica"

Hicimos algunas fotos buenas en el tiempo que nos fue dado (oh, ingrato destino). Éso, y el rato que pasé batallando con las olas, hizo que valga la pena el frenético viaje.
Una especial felicitación el piloto que logró posicionar el vehículo en el punto indicado, en el ángulo exacto y al momento preciso para captar la luz de la "hora mágica". El resto fue solo apretar el disparador.

21 de diciembre de 2012

El ministro, el pintor y la dama

Esta foto es un poco vieja pero viene a cuento de una conversación que teníamos ayer. Veía fotos de una colega que trabaja en moda (en estudio, con maquilladoras, trípodes y aire acondicionado) y pensaba en lo frustrante que es a veces trabajar en la calle y no poder lograr la calidad y prolijidad que nos gustaría, con esas iluminaciones tan cuidadas y esas chicas tan elegantes que salen en las revistas y que tanto les gustan a las mamás.

En la calle quiere decir en cualquier lugar donde es un desafío hacer una foto decente, ya no digamos una foto buena, porque no hay luz/no hay tiempo/no hay lugar/solamente dos temas/es un área restringida y todo así.

Esta foto del plenipotenciario, entonces ministro y comodín kirchnerista, rural-looking imán de votantes Julián Dominguez, la hicimos en Pergamino, en un evento organizado por el INTA para intercambiar tecnología agrícola con países del África subsahariana (Ghana, Angola, Congo, Mozambique, Namibia, Tanzania y algún vecino más)



En un predio gigantesco en medio del campo se mezclaban periodistas, productores, rotocultivadoras, embajadores africanos vestidos de blanco (el terror de los fotógrafos), policías, parlantes, un helicóptero, la mesa de los canapés y toda la espeluznante maquinaria para trabajar la tierra. 

Nada más bajar de la combi y poner un pie en medio del caos, mi compañero me gana de mano: Vos hacelo al ministro.
-Y la nota?
-No, no sé. Capaz la hago por teléfono. O hablo con el de prensa. O leo la gacetilla. Vos hacé la foto.
Osea, vos-hacé-la-foto-como-puedas.

La estrategia fue unirme al séquito del ministro y agazaparme como una fiera a la espera de una oportunidad (??!?). Pasé la siguiente hora caminando entre las máquinas bajo un sol de justicia, con la mochila colgada, la cámara al hombro, el 70-200 atado a la cintura y en la mano el trípode con una caja de luz (tranquilos, la extra small!).
Si a alguien le divertía ver al fotógrafo recorriendo los campos de soja con una lámpara japonesa en la mano, se guardó muy bien de hacer algún comentario.

Con paciencia (y calor) fui atravesando los infernales círculos del entorno ministerial hasta llegar a Dominguez. Lo separé de los demás (mostrando uñas y dientes) y alguien le alcanzó un mate.
Una foto decente, nomás, que esta muy bien para ser hecha en la calle.


9 de mayo de 2012

"Si tus fotos no son suficientemente buenas, no estás lo suficientemente cerca"

Esta ocurrencia de Robert Capa, que no siempre debería interpretarse en forma literal (y que el propio autor llevó a la practica con convicción, llegando incluso a demostrar que se puede estar "demasiado" cerca), fue la premisa que me impulsó a meterme en la laguna "De Todos los Santos" con el agua hasta el pecho, el teleobjetivo colgado a la altura del cuello para que no se moje, y las manos entumecidas de frío.



A falta de una embarcación tripulada y una carcasa estanca para la cámara, mi único equipo especializado para fotos de kite surf fue un traje de neoprene agujereado por todas partes. Empecé metiendo los pies en el agua y disparando con el teleobjetivo (un humilde 200 milímetros que impresiona más de lo que acerca), acercándome todo lo que mi buen juicio me permitía. Así conseguí algunas fotos más o menos buenas que después de un poco de retoque quedaron así:



Esta es una de las que más me gusta. Disparada con una modestísima
distancia focal de 113 milímetros, según el ACDSee.


En la segunda sesión quise ir un poco más allá (literalmente hablando) y decidí probar suerte con un gran angular, en busca de algunas de esas imágenes tan impresionantes que se ven por ahí, con el agua salpicando por todas partes y las tablas que parecen salirse de la fotografía.


Una de las más aclamadas. El merito principal
es del que saltaba exactamente sobre mí.
Las dificultades: enfocar a contra luz, agacharse al tiempo
de disparar, y sostener la cámara con una mano mientras
la otra me protegía la cabeza


Tengo que agradecer a los kitesurfistas que tuvieron el buen tino de no hacerme demasiado  caso cuando les pedía por señas que se acercaran más y más. 
Pero la tarde se fue poniendo linda y el sol calentaba un poco los ánimos y el fotógrafo levantaba el pulgar cada vez que una tabla voladora lo despeinaba, así que los muchachos fueron ganando confianza y la cosa se fue poniendo mucho más íntima. Deportivamente hablando.









A este intrépido lo conozco, y algunos de ustedes lo conocerán también!


Como el paño que llevé para limpiar el lente  (ingenuo de mi...) tardo unos pocos segundos en quedar inservible, tuve que frotar mi codo sobre el 17-40; cuando el traje que llevaba puesto estuvo completamente mojado, no me quedó más remedio que salir del agua.
  
Estás fotos y unas pocas más son la edición de entre cientos de disparos. 
Es sabido que a los fotógrafos nos gusta mostrar sólo las fotos buenas, pero lo cierto es que, salvo algunas excepciones, la mayoría de las tomas se veían así:





19 de enero de 2012

Una de vacas

Esta foto no la hice trabajando, pero como el blog es mío, creo que puedo tomarme la libertad.
Es en Chivilcoy, provincia de Bs. As.
En Argentina, para los lectores del exterior.
Técnicamente no hay mucho para decir; me tiré en el piso con el tele a esperar a que las vacas pasaran. Como el perro pastor (sí, de verdad existen) las empujaba desde atrás, tuve poco tiempo antes de que se desatara la debacle.
Este es el momento exacto en que el ternero me vió; se paró en seco y me parece que esa postura alerta y la mirada fija son el atractivo de la foto.


Era muy mediodía, y la escena tenía esa luz muy fuerte y muy contrastada que en la provincia de Misiones llaman "sol blanco" y que algunos fotógrafos llamamos "por dios, espero que se nuble ahora!".  A pesar de eso la iluminación quedó bastante bien, y al retocarla en photoshop (juro que es la primera vez que lo hago) me pareció bien sacarle el color (casi todo) y darle algo de contraste. También reencuadré y eso aporta mucho; el formato "panorámico" no es solo para los paisajes!